25 de mayo de 2009

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Una voz llamó a Laura.
Es de noche, hace calor.
En su cama está empapada,
y sedienta despertó.

Sube un escalón despacio.
No vaya a ser, que se rompa el cráneo.
Y no para de pensar,
que algo horrible va a pasar.

Ese malo, pendenciero.
Un perverso caballero.
Que la espía por las noches,
desde aquel balcón lindero.

Ella sueña que el la roza,
deslizando sus yemas lento.
Tan despacio, y por arriba,
que ella explota en mil momentos.

Los ojos se le transforman,
se ponen más achinados.
Y a la vez, esa mirada,
ya le empieza a fulgurar.
El la quiere,la desea.
Sólo vive para dar.
Darle todo lo que quiera,
y si es que puede, más...

El aliento de él la sitia.
No hay parte de su cuerpo,
que deje relegada.
Ella muere en el oído.
Se despierta en las piernas.
Se agita un rato.
Para luego desvanecer.

Y otra vez, vuelve a empezar,
con un ritmo oscilante.
Por momentos va despacio.
A veces, ya casi quietos.
Y la velocidad los embiste luego.

Ella juega con sus manos
Cuatro recorren su cuerpo.
Ella cree estar viviendo
algo, que es sólo un sueño.

Se quiere tirar para la banquina.
Y, escapar, por escapar.
Y no quiere despertar.
Y no quiere despertar.
Y, ya está por despertar.
Y otra vez grita: Mamá!!