29 de noviembre de 2011

Maniáticos de la realidad

¿Cómo llamariamos a esa obsesión en la cual, pretendemos saber todo lo que pasa por la cabeza del otro? Tras cada dicho, conducta de alguien, es como si quisiéramos completar rápidamente el rompecabezas, y tener una interpretación acabada de qué carajo piensa, o por qué actua así.
Es , más hasta podemos elucubrar "profundamente" los motivos que tiene, irnos por las ramas e imaginar redes de acontecimientos futuros, que desembarcaran en "catástrofes" personales.
Un amigo mío psicólogo, me hablaba hace mucho del pensamiento mágico.
El pensamiento mágico no sólo tiene que ver con que imagino ésto, ergo está pasando exactamente, lo que estoy imaginando. Es un mecanismo que suele distorsionar, nuestra percepción de la realidad.
Para una buena comunicación, nada mejor que dejar de viciar la interpretación de lo que pasa a nuestro alrededor con miles de conjeturas.
¿Y vos qué me mirás así ? Si lo que escribí está bueno. Te espero en la esquina, te espero.

16 comentarios:

Luchida dijo...

Genial xD Yo me empeño en ser pitonisa "leedora" de mentes ajenas pero no siempre lo consigo... ¡Recórcholis! jejeje.

El Gaucho Santillán dijo...

Yo eso lo arreglo con un buen tinto.

En serio.

Un abrazo.

Dany dijo...

Muy buena reflexion. Hubo un tiempo en que yo "interpretaba" las actitudes del otro. Me creia mi propio relato y actuaba en consecuencia. En suma, un desastre.
Hace algún tiempo que me curé......ahora colecciono caracoles.
Un beso!

Yoni Bigud dijo...

Yo no escucho a nadie con real atención, así que por suerte no tengo esos vicios.

Pero su reflexión está muy bien eh.

Un saludo.

Pablo dijo...

Linda reflexión, a esa percepción sumale que todo lo que sea comunicarte realmente con el otro te provoque pereza y tenes un combo del incomprendido! jajajaja!

Creo que siempre cometemos el error de pensar que podemos prever lo que va a pasar: para algo la gente va tanto a terapia, estudia PNL y busca algo de paz para esa obsesión! (hipótesis arriesgada, si si pero quedaba linda)

Me re gasté en comentarte, eh?

Beso!

Alelí dijo...

el problema de esa gente es que no se da cuenta como bien decís vos, que entre la realidad y la fantasía hay un abismo que se quiebra si puede escuchar...ergo, pocos son los que que escuchan y todos quieren hablar! si!

besos

Hugo dijo...

Te terminás curando, a las malas, pero te terminás curando.

Carolina dijo...

Ah, pero para lograr una buena comunicacion habria que estar en los cabales y eso no abunda... lo veo dificil.
Te espero en la esquina, te espero.

Que elegante es esta nueva plantilla, me voy a vestir de gala para entrar aqui de ahora en adelante!
Besotes calurosos.

Daniel dijo...

Marta,

Esa manía de entender todo, a veces viene acompañada de otra peor: la manía de explicar todo.
Yo era así, pero por suerte hace cinco minutos cambié.

Lo de la esquina lo dejamos para otro día. Hay mucho viento y no me quiero despeinar...

Besos.

Minombresabeahierba dijo...

Qué epocas esas de "te espero en la esquina"!
Las añoro.

Besos

LaCuarent dijo...

He dejado de interpretar y he pasado a escuchar
Un besote cielo

Ah! me ha encantado

Joe dijo...

Mejor ni saber que le pasa por la cabeza al otro, cada cual tiene un trip en el bocho, diría Charly, que alguien lo tenga en la gloria.

jlg

Pablo Espasandín dijo...

Vos y cuantos mas, pst...

Zambullida dijo...

Es bueno tratar de ponerse en el pellejo del otro ( para ello, claro, necesitamos conocer algunas claves de su vida). Yo lo hago con frecuencia, sobre todo con aquellos que me hacen más daño para comprender y evitar caer en el juicio, pero de ahí a pretender saber todo lo que pasa por la cabeza del otro media un abismo. A mí, desde luego, no me interesa.

efa dijo...

Creo que para algunos, un mundo controlado, donde sabemos q piensa el otro y cómo actuará, es la única forma de tolerar la vida.
Besos mujer! siempre un gustazo cruzarte.

Tribal dijo...

A eso llamo yo "mandar mensajes incoherentes". No decís nada, pero hacés entender algo. Nada más. Es como golpear a alguien en la oscuridad.